viernes, 19 de octubre de 2012

Atrapado -Cuento- Christian Beltrán


Cuando visite  España, esa estatua parecía tan real, sus ojos se movían, creo que aún sentía calor humano en ella.
¿Era una psicosis?... Decido retirarme y seguí mi viaje, estaba fotografiando las calles de este pueblo; camine hacia el Norte y otra estatua, me acerque y me quede mirándola, era la estatua de una mujer de uno 25 años, no era perfecta, no era una silueta de una modelo, era una mujer más de rasgos más o menos duros y no con mucho busto.
¿Por que harían una estatua imperfecta? pensé yo, y luego la mire a los ojos… No miento, eso fue lo mas impresionante pues sus ojos estaban rojos y de ellos escurrió una lagrima, luego escuche unos gemidos como de ventrílocuo, y la calle estaba sola.
Dios mío, esto es una locura, un poco desorientado la fotografié y salí corriendo a buscar la estación de policía, cálmese!, me respondió el teniente al llegar, y tome asiento, prosiguió.
Le conté lo sucedido y el me aconsejo que descansara, que solo era mi imaginación.
Me tome un calmante y me fui al hotel, pero al otro día no podía olvidar lo sucedido y volví al lugar de los hechos, esta vez estaba concurrida la plaza y la estatua de la de la mujer ya no tenía los ojos rojos y abiertos, estaban cerrados y ya no escuche gemidos, ayer estaba cansado, pensé,  y seguí mi camino, pero cuando cruce la calle, nuevamente escuche unos gemidos y al ver la estatua otra vez vi su ojo abierto y desesperado.
Empecé a gritar, a decirle a la gente que ayudara a la muchacha encerrada en ese concreto, pero todos me miraban como loco; ¡miren sus ojos!, les gritaba pero no me hacían caso.
Hasta que el teniente de la otra noche apareció de la nada y puso su mano en mi hombro, y justo cuando le iba a decir una palabra sentí como me desmayaba, solo recuerdo que él me dijo, todo va a estar bien, que no me preocupara.
Ahora estoy aquí tan desesperado, mira mis ojos no estoy muerto, y escucha mis gemidos no soy una estatua…

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