jueves, 18 de octubre de 2012

Creciendo: El camino de las letras en mi vida. (relato aprendizaje) Jheison Labrada Gordillo

Como en el principio se ha creado todo, casi como un milagro emerge el fruto del amor de dos seres adultos que se aman, nació un pequeño llorón que refleja mucho esfuerzo y cariño entre dichos personajes. De allí empieza un camino que a todos los seres vivos sobre en esta tierra deben emprender, estimulados por el motor del circulo de un hogar casi perfecto, así inicia el gran reto de ser alguien en este mundo, de mi desarrollo como personita.

En el comienzo todo se dio como en muchos casos de niños promedio donde el aprendizaje se fue estimulando a pequeños regalos dados por la familia, y hasta por mis propios padres que día a día veían como su pequeño iba adquiriendo cada vez más el perfil de un niño, listo para tomar con sus manos la vida escolar el enorme mundo académico. Cumplidos los 5 años me enviaron a una pequeña escuela que estaba ubicada cerca de donde vivía en ese entonces. Mi primer día en el colegio fue algo duro, nuevas sensaciones, nuevas personas, nuevas experiencias, que no eran más que mis nuevas vivencias que a diario se amoldaban perfectamente con mis capacidades cognitivas y así fue como inicie mi proceso de aprendizaje. Una de las primeras experiencias que recuerdo fue un enorme estuche de cuentos de todas las famosas películas de Disney los cuales en tiempos un poco anteriores solo veía como un juguete de niño, pero cuando empecé a tener las primeras vocales en mi mente me di cuenta que pertenecían a cierta conjunción de símbolos en ese entonces extraños y desde allí comprendí que este mundo era un mar de palabras, tantos recorte y pegue de las revistas cada vez cobraban fuerza y poco a poco y gracias a las instrucciones de mis maestras de kínder y transición mi dialecto se fue formando.

Recuerdo como si fuera ayer la satisfacción que me dio al terminar por completo el cuento del Rey León que reposaba en la cajita decorada con los más reconocidos personajes de Disney me sentí grande por primera vez y fue casi el mismo orgullo para mis padres que cuando fui al baño solo por primera vez. Me di cuenta que quería aumentar mi nivel y empecé como un monstruo a devorar todo pequeño artículo de revista, de periódico que se cruzara delante de mí. En cuanto a la escritura… eso si es algo que no me enorgullece comentar, ese proceso si fue un poco más complicado, pues entendía perfectamente lo que leía pero a la hora de escribir se opacaba un poco ese diestro nivel alcanzado en la lectura.

Cuando mi prematuro pulso intentaba llenar las casillas grisáceas del cuaderno ferrocarril de mi clase de español, era un total desastre, viví una fuerte época porque era como si mi muñeca hubiese sido hecha para dibujar, realizar trazos de cualquier tipo, menos para trazos con fines tipográficos, esa parte no me gustó mucho porque mi querida madre así como fue y estuvo orgullosa de saber que era bueno leyendo, no soportaba el hecho de que no tuviera la mejor letra, y menos el hecho que tuviera una pésima ortografía, tanto fue el caso que ella en el desespero de que yo mejorara mi ortografía, tenía un enorme cuaderno hecho con hojas que corto previamente de cuadernos viejos de años anteriores y de castigo me colocaba planas de las palabras que tuvieran desacato a las normas ortográficas, aparte de eso tenía que responder por mis demás responsabilidades académicas, y la verdad de nada sirvió llenar casi 4 cuadernos reciclados porque mi ortografía jamás mejoró. Vergonzosos episodios pase de segundo de primaria a quinto, pero si hay algo de enorgullecerme es que a pesar de mi negligencia ortográfica gane en dos ocasiones el concurso de ortografía que realizaba el colegio donde hice mi primaria semestralmente. Si supieran la cara que puso mi madre al enterarse.

Sin fin de libros de ortografía y sus reglas leí en el transcurso de mi primaria hasta llegar a una etapa que me marco para siempre, el cambio de colegio. Nuevos amigos, nuevos profesores, el agite de entrar en el ambiente de colegio público, todo eso amoldo mucho mi forma de pensar y mi perspectiva del colegio. Pero lo que en serio marco mi vida académica y literaria fue la directora de curso de quinto de primaria.

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