lunes, 8 de octubre de 2012

El sentimiento es de dos caras.

Sin enterarme siquiera de cómo pasó
Tal vez un fantasma me la arrebató
Repentino como la lluvia
Y sorpresivo como sus truenos
Es esa mi percepción del final de aquella historia.
Mas, pregunto:
¿Fue solo ficción?
Cuando el aire vuelve a ser fresco en la soledad,
Su ya vieja pureza en tiempos de aquella compañía
Se me hace irreal
Un sabor agridulce lo acompaña
Y me parece exquisito mi actual respirar
El fuego en el pecho dejó ya de arder,
Y las memorias que quedan...
Dudo hayan sido de un querer.
La herida me quema de cuando en cuando
Es tan molesta como una picada en el dedo chiquito del pie.
Y el que ella quiera buscarme,
Tratar de engatusarme con esa mal disimulada hipocresía
Mantiene el sentimiento vivo.
La intensidad, el rojo de los días bellos
Se ha convertido en el color de la sangre,
Oscuro, y, en ocasiones, negro,
Y representa el fastidio, el odio que siento
Incluso sabiendo que...
Yo aún la quiero...
O, más bien, no sé.

Mateo Daza.

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